Blackness Castle, un castillo medieval cerca de Edimburgo

Para una fortaleza a medio camino entre el castillo de Edimburgo y el de Stirling, convertirse en un reclamo turístico es complicado.

Pero ahí yace parte del encanto del Blackness Castle, uno de nuestros castillos favoritos en Escocia.

Esta fortaleza, bañada por las aguas del Firth of Forth, es uno de esos lugares sosegados que invitan a detenerte, escuchar el silencio… e imaginar. ¿Nos acompañas a visitar el castillo de Blackness?

Guía para visitar el castillo de Blackness

El Blackness Castle se yergue sobre una lengua de tierra que se adentra en el Firth of Forth, a unos 30 minutos al oeste de Edimburgo.

La estructura, en forma de buque protegido por altas murallas, le ha valido el apodo de El barco que nunca zarpó. De lejos, la imagen de la fortaleza junto al agua es imponente.

Pero en el interior no hay reproducciones de muebles medievales, habitaciones decoradas con profusión o las mareas de visitantes que pasean por castillos como el Eilean Donan.

Y, aun así, si paseas entre el silencio y las paredes desnudas, esta construcción te cuenta su historia…

Fortaleza, cárcel y atracción turística

Fue en el siglo XV cuando los Crichton, uno de los clanes más poderosos del sur de Escocia, construyeron el Blackness Castle.

Pero no lo idearon como una simple residencia: las primeras menciones al castillo, en 1449, ya se refieren a él como cárcel. Y, cuando en 1453 pasó a manos de la corona escocesa, siguió cumpliendo la misma función.

No cuesta imaginarlo como prisión cuando atraviesas sus toscos muros, que se adentran en el mar como si fueran un buque inquebrantable.

El patio central, también imponente, da buena cuenta de cómo debía sentirse cualquier visitante que llegara al Blackness Castle.

Aun así, lo cierto es que los prisioneros del castillo, muchos de ellos figuras públicas de Escocia, no vivían nada mal.

Date una vuelta por las amplias habitaciones de una de las torres e imagina pasar una temporada allí junto a tus siervos, listos para atender cualquier necesidad o capricho que tengas.

El frío y la humedad seguro que hacían acto de presencia, pero, en comparación con otras cárceles escocesas, el cautiverio no estaba tan mal, ¿no crees?

Con el paso del tiempo, las paredes, fosos y torres se fueron fortificando para completar las defensas.

Por desgracia, estas mejoras no bastaron ante las tropas de Oliver Cromwell, quienes en 1651 bombardearon la fortaleza por tierra y mar, obligando a sus habitantes a desalojarla y abandonarla a su suerte.

Pero, a pesar de que parte de la estructura medieval se perdió, desaprovechar el Blackness Castle hubiera sido una temeridad, y, unos años después, el castillo ya volvía a utilizarse como cárcel.

Cumplió esta función hasta 1870, cuando lo convirtieron en el depósito de municiones de Escocia.

El castillo se restauró para reflejar su aspecto medieval entre 1926 y 1935, con la llegada de tiempos más tranquilos, y hoy en día está abierto al público como atracción turística.

Los alrededores del castillo de Blackness

Lo que más nos gusta del Blackness Castle es que puedes subir a lo alto de los muros y pasearte por el camino de ronda, como si fueras un centinela atento al entorno.

Desde arriba, la imagen de la fortaleza, el patio y las torres es impresionante. Y las vistas espléndidas continúan del lado del Firth of Forth, donde puedes ver, frente a ti, la costa de Fife, y hacia el este, los puentes del Forth conectando ambas orillas.

El castillo de Blackness en el cine y en las series

Junto con el Doune Castle, el castillo de Blackness es uno de los más cinematográficos de Escocia: aparece en Hamlet (1990), con Mel Gibson y Glenn Close, y en la peli de ciencia ficción Doomsday (2008), como recogemos en el artículo de escenarios de cine en Escocia.

Últimamente, lo hemos visto también en dos grandes producciones: en la peli Outlaw King (2018), sobre el rey Robert the Bruce, y en Mary, Queen of Scots (2018), sobre la reina María Estuardo.