Paseando por la Old Town de Edimburgo, no resulta difícil conjurar cómo debía ser la capital escocesa unos siglos atrás.
Lo que muchas veces pasamos por alto cuando imaginamos el pasado es que, junto al Castillo y a los callejones sombríos, la ciudad estaba protegida por murallas.
¿Te apetece explorar los vestigios de aquellos muros y de aquella ciudad? ¡Acompáñanos a descubrir las murallas de Edimburgo y la puerta del fin del mundo!
Un viaje al Edimburgo medieval
Este viaje comienza en The Vennel, una callejuela que encontrarás entre Grassmarket y Lauriston Place.
Es uno de esos rincones cargados de historia que es fácil pasar por alto, pero es tan céntrico, que te animamos a detenerte allí si tienes unos minutos.
Sube por los escalones de The Vennel desde Grassmarket y, a medida que avances por la tranquila calle, observarás cómo tras de ti se dibuja una imagen casi detenida en el tiempo.
Enmarcado por las farolas y los restos de murallas que perduran en este tramo de la ciudad, el castillo de Edimburgo se yergue al fondo, infranqueable.
Por un instante parece que te traslades al Edimburgo medieval, una ciudad regida por el comercio y flanqueada al sur y al este por los muros y bastiones, temiendo, durante siglos, una invasión…
La necesidad de una ciudad amurallada
Retrocedamos hasta llegar al Edimburgo medieval. Corría el año 1427 y comenzaba a alzarse la primera gran muralla de la ciudad.
Todavía faltaba una década para que Edimburgo se convirtiera en la capital de Escocia, pero ya se había establecido como la ciudad más importante del país.
El rey Jacobo I decidió ordenar la construcción de la King’s Wall, la Muralla del Rey, que cercaría la ciudad y la protegería ante un posible ataque.
La muralla cumpliría también otras funciones: permitiría el control y el cobro de impuestos a quienes entrasen al burgo a comerciar con bienes y ganado, serviría para prevenir el contrabando y contribuiría a aislar la ciudad de posibles pestes.
Por el norte, los confines de Edimburgo eran claros: el terreno pantanoso del Nor’ Loch (donde hoy en día encontrarás los jardines de Princes Street) y la elevada cota sobre la que se situaba la ciudad (la actual Old Town), accesible solo a pie a través de los estrechos callejones, formaban defensas naturales contra una invasión.
El Castillo, asentado sobre la roca volcánica, defendía la ciudad por el oeste. Sin embargo, la vía principal de Edimburgo, la Royal Mile, estaba desprotegida.
Era ancha para permitir el paso de carruajes que abastecieran al Castillo y a la ciudad de mercancías, pero, en caso de un ataque enemigo, era muy vulnerable.
El burgo necesitaba, pues, una muralla que protegiera y regulara el paso desde el sur y desde el este. Así nacieron las murallas de Edimburgo.
Las tres murallas de Edimburgo
Por orden de construcción, las tres murallas de Edimburgo son la King’s Wall, la Flooden Wall y la Telfer Wall. ¡Veamos cómo eran y qué sobrevive de cada una de ellas!
1. King’s Wall (1427)
La muralla King’s Wall fue la primera que delimitó el perímetro de la ciudad, manteniendo a la población compacta dentro de las fronteras y controlando el tránsito de entrada y salida del burgo.
Una de las puertas más importantes de esta muralla se encontraba muy cerca de lo que hoy en día es la colorida calle Victoria Street.
Hoy en día: De la King’s Wall apenas han sobrevivido restos, pero se cree que algunas partes todavía están incorporadas en las estructuras de edificios que se construyeron con posterioridad.
Por ejemplo, si te acercas a la pintoresca callejuela Tweeddale Court, en la Royal Mile (que hace poco sirvió como escenario de la serie Outlander en Edimburgo), podrás ver parte de la muralla en la pared oeste.
2. Flodden Wall (1513)
En 1513, el rey escocés Jacobo IV invadió el norte de Inglaterra en auxilio de Francia en lo que se conoce como la batalla de Flodden.
El ejército escocés sufrió una sonada derrota y el rey murió en combate, así que, ante el temor de una inminente invasión inglesa, se decidió que era necesario reforzar las murallas y accesos para proteger Edimburgo.
Por aquel entonces, la ciudad había crecido hacia el sur y, como puedes ver en el mapa, la nueva muralla abarcó un terreno más extenso que la anterior.
Hoy en día: De la muralla Flodden Wall sobreviven 4 tramos, y son tal vez los que mejor nos permiten imaginar cómo era el Edimburgo de esa época.
El más pintoresco lo encontrarás en The Vennel, el rincón del que te hablábamos al principio del artículo.
También verás un tramo muy bien conservado del muro en el cementerio de Greyfriars. Los otros dos se encuentran al norte de Grassmarket y en la esquina de Drummond St y The Pleasance.
3. Telfer Wall (1628)
La Telfer Wall, construida en el suroeste de Edimburgo, sirvió como extensión de la Flodden Wall. Con ella, Edimburgo alcanzó su máxima área amurallada.
Hoy en día: Puedes contemplar dos tramos de la muralla todavía en pie. El primero se encuentra en Heriot Place y forma parte de las instalaciones de la prestigiosa escuela George Heriot, que se dice que inspiró a J.K. Rowling en la creación de Hogwarts, el colegio de los magos de Harry Potter.
La otra se encuentra en el cementerio de Greyfriars.
La puerta del fin del mundo en Edimburgo
En su momento de máxima extensión, las murallas de Edimburgo contaban con seis puertas de acceso, conocidas como ports.
Tal vez reconozcas el nombre paseando por la ciudad, ya que se ha mantenido en lugares como West Port, en Grassmarket.
Entre todas las puertas, la entrada más emblemática era Netherbow Port, en el este, que marcaba el límite entre la ciudad y Canongate.
Aunque hoy en día Canongate es la parte este de la Royal Mile y forma parte de la ciudad, por aquel entonces era un burgo separado.
La puerta de entrada tenía tres pisos de altura y contaba con un tejado puntiagudo y almenas, desde donde en ocasiones se colgaban las cabezas de los criminales ejecutados en la cárcel vecina Old Toolbooth.
Quien quisiera cruzar la puerta para entrar a Edimburgo tenía que pagar, hecho que originó que muchos ciudadanos quedaran recluidos todas sus vidas en la ciudad, ya que no podían permitirse ir más allá de las murallas y pagar un impuesto para volver a entrar.
Así, el área de Edimburgo próxima a Netherbow comenzó a conocerse como ‘The world’s end’ (‘El fin del mundo’), ya que, para muchos residentes, allí terminaba el pedazo de mundo que conocían.
Hoy en día, en ese lugar de la Royal Mile encontrarás un callejón y un célebre pub con el mismo nombre. Cuánta historia detrás de lugares tan cotidianos, ¿verdad? Es uno de los aspectos de Edimburgo que nos fascina.
Por desgracia, ninguna de las antiguas puertas sobrevive, pero en la Royal Mile todavía puedes distinguir las marcas de inserciones de bronce que formaron parte de Netherbow Port, derribada en 1764.
La desaparición de las murallas de Edimburgo
Las murallas de Edimburgo, que habían surgido ante temor a posibles invasiones y durante siglos regularon la entrada al burgo, acabaron convirtiéndose en un arma de doble filo.
La estabilidad favoreció un rápido crecimiento de la población y de la ciudad, que durante el siglo XVI pasó de tener 10 000 habitantes a tener más de 15 000, cifra que casi se triplicó durante el siglo posterior.
La imposibilidad de extenderse más allá de las murallas propició un crecimiento en vertical: altos y precarios edificios de varios pisos en los que la población se apiñaba en condiciones insalubres y poco seguras, que constituían un foco de enfermedades, plagas e incendios.
Este problema urbanístico fue clave para que se decidiera crear la New Town de Edimburgo y extender la ciudad, un hecho que, a su vez, comportó la desaparición progresiva de las murallas.
Hacia mitad del siglo XVIII, los planos de la New Town comenzaron a trazarse y las murallas ya no eran necesarias para la defensa ni la regulación del comercio, así que poco a poco se fueron derribando.
Edimburgo crecía y se convertía, poco a poco, en la ciudad que conocemos hoy en día, donde tan solo pequeños tramos de pared sobreviven para recordarnos que, una vez, Edimburgo fue una ciudad amurallada.
¿Conocías la historia de las murallas de Edimburgo? ¿Has podido ver alguna mientras paseabas por la ciudad?
Mapa de las murallas de Edimburgo
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hola, en que calle esta la estatua de la mujer en la ciudad nueva, gracias. Muy interesante tus relatos, saludos
Hola, Daniel! No entiendo la pregunta jaja, ¿qué mujer?
Me encantan tus artículos. Estuve viviendo un año en Edimburgo y es una ciudad que me enamoró totalmente. Incluso me has descubierto algún rincón desconocido que tendré que visitar algún día. Gracias
Me alegro muchísimo, Daniel! Me pasa constantemente que descubro sitios nuevos leyendo otras webs y se me suman las excusas para querer volver a Edimburgo y a Escocia cuanto antes… 😀
Estupendo artículo histórico, como siempre; gracias 🙂
Muchísimas gracias 🙂
He vuelto a Edimburgo este Diciembre, y sólo conocí Flodden Wall, a través de un walking tour, en el que nos hablaron de la historia al recorrer el cementerio de Greyfriars. Impresionante ver restos de algo tan antiguo!
Cuando vuelva allá para vivir recorreré todos los sitios que guarda esta bellísima ciudad.
Muy interesante la historia de las murallas de Edimburgo. No la conocía. Una vez más, y como siempre, muy buen resumen con descripción y fotos de esta cautivante ciudad.
Debido a que hoy fué St Adrews day.La entrada al castillo de Edimburgo fué gratis.
Es verdad. Mañana y el domingo también lo es, pero había que pedir entrada con antelación. Yo iré a visitarlo el domingo, y también el de Craigmillar 🙂
Fantástico post! He estado en todos los rincones que comentas… y como vuelvo en nada a hacer una breve escapada… se los enseñaré a mi compañero de aventura 😉
Muchas gracias!! Sí, la verdad es que si no los conoces son sitios muy curiosos 🙂 Un abrazo y buen viaje!!