Un día en Glasgow, el Lago Lomond y Aberfoyle

¿Estás organizando una ruta por Escocia o buscando una excursión de un día desde Edimburgo? El lago Lomond y el Parque Nacional de los Trossachs, a 1:30 h de Edimburgo y a tan solo 40 minutos de Glasgow, es uno de esos parajes mágicos que nunca decepciona.

Hoy te contaremos nuestro recorrido por la zona con el tour por el lago Lomond y el lago Katrine, deteniéndonos en Glasgow, el pueblecito de Aberfoyle, el castillo de Doune y la rueda de Falkirk para empaparnos de naturaleza, historia y leyendas.

Excursión al Lago Lomond y Aberfoyle

Hicimos este tour por el Loch Lomond y los Trossachs en pleno invierno.

A menudo nos preguntan si es posible recorrer Escocia en invierno, y esperamos saber transmitir que no solo es posible, sino que, además, te permite conocer otra faceta y saborear la preciosa naturaleza escocesa bajo una capa blanca (¡y bajo un buen abrigo…!).

Si te preocupa conducir, siempre puedes unirte a una excursión organizada, como el tour al Loch Lomond de Viajar por Escocia desde Edimburgo.

¡En marcha! Hacia las 8 de la mañana subimos por una Royal Mile casi desierta mientras el día comenzaba a despuntar, y salimos rumbo a Glasgow, la mayor ciudad de Escocia y un vecino a menudo desconocido.

Aquí tienes nuestra guía de Glasgow, para que disfrutes lo indispensable de la ciudad por libre.

1. Un paseo por Glasgow

La catedral de San Mungo

Después de un trayecto de cerca de una hora durante el cual nuestro guía fue desgranando episodios de la historia de Escocia, alcanzamos la primera parada: la catedral de Glasgow, o catedral de San Mungo.

Esta imponente construcción de estilo gótico, que data del siglo XII, es la única catedral medieval de Escocia que sobrevivió a la reforma protestante, y está estrechamente ligada a la historia de Glasgow, ya que se cree que fue aquí donde San Mungo, santo patrón y fundador de la ciudad, construyó su iglesia.

La entrada a la catedral es gratuita y merece la pena observar las enormes vidrieras y visitar el sepulcro del santo, en la capilla. ¿Sabías que sirvió de escenario de Outlander en la segunda temporada de la serie?

San Mungo, el patrón de los infieles

El escudo de armas de Glasgow, que muestra un salmón con un anillo en la boca, ilustra uno de los milagros de San Mungo. Cuenta la leyenda que un rey escocés obsequió a su esposa con un anillo de gran belleza y que ella se lo regaló a un soldado con quien se veía en secreto.

Cuando el rey se enteró, furioso, fue en busca del soldado y, mientras dormía, le robó el anillo y lo arrojó al río Clyde. Acto seguido, pidió a su esposa que le mostrara el anillo para delatarla, y ella, desesperada, rezó a San Mungo en busca de ayuda.

El santo acudió a su llamada: pescó un salmón en el río, lo abrió en canal y de su estómago extrajo el anillo extraviado, que retornó a la reina. Esta curiosa leyenda le ha valido al santo el sobrenombre de ‘el patrón de los infieles‘.

El museo de Kelvingrove

Después de visitar la catedral, nos lanzamos a las siempre animadas calles de Glasgow y atravesamos la ciudad, siguiendo el río Clyde y sus puentes, contraste entre el pasado y el presente, hasta alcanzar el extremo oeste.

Allí, junto a la Universidad, el río Kelvin y el tranquilo parque de Kelvingrove, se halla una de las joyas de Glasgow: el Kelvingrove Art Gallery and Museum. La entrada es gratuita, por lo que puedes pasarte horas recorriendo sus elegantes pasillos y contemplando piezas arqueológicas y obras como el conocido Cristo de San Juan de la Cruz, de Salvador Dalí.

2. Balloch y paseo en barco por el lago Lomond

A la salida emprendimos el camino hacia el norte en dirección al Parque Nacional del Lago Lomond y los Trossachs, uno de los dos parques nacionales de Escocia (el otro es el de Cairngorms) y un paraje de una belleza natural muy diversa, puesto que se extiende desde las Lowlands hasta las Highlands.

Hemos visitado varios rincones del parque, desde Killin y sus cascadas hasta Callander, Balquhidder y la tumba de Rob Roy, y sus paisajes montañosos y pequeños lagos. Pero, ese día, nuestro destino era el pueblecito de Balloch, a orillas  del Loch Lomond, el lago de agua dulce más grande de Escocia.

Balloch, además de tiendas y puntos de información, cuenta con estación de tren, por lo que puedes llegar en transporte público desde Glasgow o desde Edimburgo. Eso lo convierte en un punto de partida habitual para explorar el Lago Lomond.

Desde allí operan varias compañías de cruceros por el lago. En verano la oferta es muy amplia, e incluso hay tours al atardecer o viajes específicos para explorar las 33 pequeñas islas que pueblan el lago. Nosotros tomamos el Silver Marlin (£10.20) e hicimos un recorrido circular de una hora.

El día era frío y una niebla espesa y una fina capa de nieve lo envolvían todo, creando una atmosfera casi mística. Poco después de zarpar, a nuestro alrededor comenzaron a aparecer pequeños palacios, hoteles de lujo e idílicas casitas de vacaciones enmarcadas por la espesa vegetación y las montañas vecinas, como el Ben Lomond.

Son muchos los lugares de interés arquitectónico e histórico cerca del lago Lomond, y, en los días de buen tiempo, es un lugar increíble para navegar, avistar pájaros y hacer senderismo y excursiones. Además de las mágicas vistas, muchos consideran que los atardeceres en el lago Lomond son de los más bellos de Escocia.

Los wallabies de la isla de Inchconnachan

A las misteriosas aguas del lago tampoco les faltan leyendas e historias. Una de las más curiosas se encuentra en la isla de Inchconnachan. Allí vive en libertad una colonia de unos 30 wallabies, marsupiales parecidos a los canguros.

Los introdujo Lady Colquhoun en los años 20 y, dado que la isla es de propiedad privada, desde entonces han vivido aislados. La única manera de verlos es alquilar un bote y aventurarse remando hasta la isla.

A medida que el barco proseguía con su tranquila marcha circular, pudimos ver las ruinas del castillo medieval de Lennox y el Castillo y el centro de visitantes de Balloch, ya de regreso al punto de partida.

3. Aberfoyle, un pueblecito de cuento

Desembarcamos y nos pusimos en marcha hacia el norte a través de los preciosos paisajes del parque para visitar el pintoresco pueblecito de Aberfoyle, a los pies del monte Craigmore.

Aunque su población es de apenas 600 habitantes, Aberfoyle es la principal puerta de entrada a los Trossachs y cuenta con tiendas, restaurantes y un punto de información de visitantes. Recuerda mucho a su vecino Callander, puerta de entrada a las Highlands.

En primavera y en otoño, Aberfoyle celebra festivales importantes, pero en un día de invierno el ambiente era tranquilo, así que aprovechamos el descanso de una hora para explorar los rincones del pueblo y sentarnos a tomar una sopa calentita.

La leyenda de Robert Kirk, cautivo de las hadas

En Aberfoyle conocimos una de las leyendas más fascinantes de Escocia, la del reverendo Robert Kirk, párroco del pueblo. Kirk consagró su vida al estudio del mundo de las hadas, y en 1691 escribió su gran obra, The Secret Commonwealth (‘La comunidad secreta’), un tratado acerca de las hadas, gnomos y elfos que, según él, habitaban en los bosques y cuevas de Escocia.

Todas las mañanas, el reverendo salía a pasear por los bosques cercanos y subía hasta Doon Hill. El 14 de mayo de 1692, los vecinos de Aberfoyle hallaron el cadáver de Kirk tendido en el bosque.

Según la leyenda, después de que lo enterraran, Kirk se apareció a su primo y le contó que no había muerto: en realidad, paseaba por el bosque cuando se desmayó y las hadas, como castigo por haber expuesto sus secretos, se lo llevaron a su reino, dejando una copia del cuerpo en el mundo real.

Pero Kirk tenía un plan para regresar al mundo humano: durante el bautizo de su hijo póstumo unos meses más tarde, podría aparecerse durante unos instantes, momento en el que su primo tendría que clavarle una daga para liberarlo de su cautividad, ya que el hierro es lo único que ahuyenta a las criaturas sobrenaturales.

Tal y como había prometido, Kirk apareció, pero su primo no reunió el valor suficiente para acuchillarlo y Kirk desapareció, quedando para siempre atrapado en el reino de las hadas. Si visitas el bosque de Doon Hill hoy en día, puedes sumarte a la tradición de escribir un deseo en un trozo de tela y atarlo alrededor de un árbol para que las hadas lo cumplan.

4. Doune Castle, el castillo de los Monty Python

Después de retomar fuerzas debíamos diriginos al Lago Katrine, cuya belleza Walter Scott inmortalizó en el poema The Lady of The Lake (‘La mujer del lago’), pero la carretera principal estaba cortada por las nevadas.

En lugar de eso, seguimos hacia el este para alcanzar el siguiente destino: el castillo de Doune. Comenzaba a atardecer cuando llegamos a este castillo, inmortalizado en la película de Monty Python Los caballeros de la mesa cuadrada.

Aunque parece que encandila a las cámaras, ya que también fue escenario de Outlander y de la primera temporada de la serie Game of Thrones (aquí nuestro artículo sobre los escenarios de Juego de Tronos, y aquí, sobre escenarios de cine en Escocia), representando Winterfell, hogar de los Stark.

El Doune Castle, construido en el siglo XII, se encuentra a 13 km de Stirling, por lo que es una buena parada si visitas esa región, tanto si decides comprar entrada (incluida en el Explorer Pass de Escocia) como si prefieres dar solo una vuelta por el exterior. El pueblecito de Doune está muy cerca, y, aunque muy pequeño, tiene una típica calle principal con algunas tiendas.

Después de visitar el castillo y de hacer una breve parada a los pies del monumento a Wallace, dejamos atrás Stirling y su castillo mientras el cielo iba cambiando de color y escuchábamos las explicaciones que el guía nos daba sobre distintos episodios de las guerras de la independencia que acontecieron en esos parajes.

5. La rueda de Falkirk

Antes de llegar de nuevo a Edimburgo, y para compensar la visita que no pudimos hacer al lago Katrine, nos detuvimos en Falkirk para admirar una de las obras de ingeniería más imponentes de Escocia: la Falkirk Wheel.

Esta enorme esclusa giratoria, inaugurada en 2002, conecta el Union Canal con el Forth and Clyde Canal y funciona como ascensor para los barcos, de manera que  Glasgow y Edimburgo quedan unidos por ambos canales. Si visitas Falkirk por libre, otro monumento cercano que no puedes perderte son las increíbles esculturas de los Kelpies.

Tras un pequeño paseo por la Falkirk Wheel, tocaba volver a Edimburgo y, hacia las 6 de la tarde, nuestro guía volvía a dejarnos en la Royal Mile tras un día explorando los tesoros que Escocia esconde.

Si no dispones de mucho tiempo y te apetece una excursión desde Edimburgo, esta ruta te permitirá contemplar algunos de los paisajes más bonitos del país, viajar en el tiempo a través de episodios históricos y leyendas y disfrutar de la naturaleza escocesa en todo su esplendor.

Información para visitar Glasgow, el lago Lomond y Aberfoyle

Esta excursión puede hacerse en unas 10 horas, pero, si vas en verano, puedes aprovechar que oscurece más tarde para detenerte un ratito más en alguno de los puntos.

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• Gracias a Viajar por Escocia por invitarnos a este tour. Aceptamos muy pocas invitaciones, ya que casi siempre viajamos por libre, pero, cuando lo hacemos, las opiniones son 100 % nuestras y enfocadas a ayudarte a preparar tu viaje a Escocia.

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